La Pagana Trinidad: Somos más un proyecto comunicacional que musical


Publicado originalmente en eluniversal.com 07 de julio de 2016 12:32 PM





Hace poco La Pagana Trinidad cumplió dos años, no recuerdo nada, por eso tuve que entrevistarlos, para explicar lo que pasó y lo que está por pasar el jueves 7 de julio en las noches de Música en La Terraza en La Quinta Bar de Las Mercedes.

Con baile y todo, la idea surge desde varias aristas, pero una sola es la que queda: la realidad. “Es un poco intimista, hasta cierto punto acorrala como que si vas a escuchar una rockola o una música cómoda no necesariamente La Pagana sea para ti. Sí creo que hasta ciertos niveles tiene un punto de agresividad y que busca eso casi un ritual en el que nos soltemos el moño y hasta que bailes conmigo”, hace con ademanes de danzar la show-girl, la de la güira.




Alessandra (Abate) toca la güira con las notas musicales incorporadas en la garganta, Fernando (Bosch) la guitarra y Armando (Lovera) una batería que a veces puede convertirse en una caja. Los veo llegar y sigo sin entender, unas semanas atrás, en el aniversario, entre piñata y despojadores de demonios internos, no comprendo cómo solo tres personas, tres instrumentos, pueden hacer tanto ruido y generar una locura colectiva que redujo aún más los no pocos metros del sitio donde estábamos.
Una suerte de respuesta se convierte en unidad:  Tenemos el mejor número para la democracia”. No hay casi diferencia entre ellas, más que de forma, en el fondo suele ser igual, como son los incorruptibles seres que dejaron de ser individuo para convertirse en un grupo. “La Pagana se gobierna a si sola”, dice la cantante. “Ha cobrado vida propia como el personaje de un guionista que se pregunta hacia dónde va la historia y si ese personaje está bien construido es quien la conduce”.
Por eso, la noche suele escapársele de las manos, desazón de fiesta que no excluye a ninguno. Dos respuestas masculinas se disparan al unísono: “Hemos puesto a bailar metaleros”, dice el de las cuerdas. “Puedes ser un hipster o lo que sea, no te pueden poner un beat porque en seguida te pones a mover los pies”.
Ellos que –como hecho no comprobado– saben bailar salsa los tres, intentan desligarse de ataduras pueriles cuando se montan en tarima, cuando comienzan los primeros acordes en vivo. “Somos más un proyecto comunicacional que musical en muchos sentidos. Hay un montón de contenido atrás, una exploración que además es evidente desde las letras hasta la producción de los temas hasta la escena”, resume Alessandra como una definición general.
Sin embargo, la exploración por géneros tan diversos cumbia, swing, lo más clásico de los 80 contrasta con unas letras que exploran un significado profundo, un juego semántico-sintáctico en "Cosas cursis"; referencias literarias en Valery, del escritor Gonçalo Tavares; en "La avispa", ese homenaje parafraseado del poema de Aquiles Nazoa y que rememora al “El ratón” de Cheo Feliciano. Ese juego que, pudiera confundir a cualquiera, atrapa entre lo sacrílego y divino, entre la biblia y el calefón.
“Precisamente es que no creemos en una barrera entre una cosa y la otra. Y seguramente, Gonçalo Tavares, el autor del libro en quien está inspirado Valery, baila también. Adiós a toda esa postura limitante de una movida que pone unos límites concretos porque en realidad a todos nos encanta movernos”, concluye Alessandra.
Definitivamente, como latencia del pasado, la banda es una escapatoria, un asunto de catarsis como soltarse el moño a las balanzas entre el rock y la idiosincrasia latina. En Fernando, que luchaba entre los discos de Pink Floyd y La Fania, con las vueltas de Salserín y los sueños con Servando Primera; en Alessandra, entre la música de Liquid tension experiment y un claro recuerdo de cuando empezó a bailar salsa en una boda como acto involuntario. En Armando no se supo que pasó, pero resume que ya no son diversos géneros en un grupo sino la inclusión de la banda en lo que hacen. “Estamos pasando de ser una guaracha, un swing a la particularidad.  Tenemos algo de donde nosotros mismos hacernos referencia”.
¿Dónde ha pisado fuerte este trío? Ganadora de premios Pepsi y de un lleno recurrente atípico cada vez que toca, “La Pagana hasta ahorita es una banda que ha hecho ruido a partir de sus en vivo y de 'Cosas cursis', que al final no se parece nada al sonido del disco. La gente celebra por ese mismo asunto de la honestidad”. Terminó siendo para todos. 
La batería atina a decir que es porque se lo “están creyendo”, están tocando como si ese fuera el único tiempo, se lo gozan distinto a cualquier otro grupo. “La música es como la vida, a uno le gusta tal artista y mañana te gusta otro. Lo dice Hugo Fuguet: la música hay que escupirla en el momento. La música que harás el año que viene es incierta”.
Siempre fiesta, hacen honor a su nombre, se intuye desde Alessandra. “La pagana es sumamente festiva y la fiesta tiene una naturaleza como intrínseca desde que existe la fiesta tu trabajas la tierra, eres un ser funcional. Te comes todo, arremetes contra tu propio cuerpo, ese lugar de encuentro en el que todas las razones son válidas. Más que un recital de la banda es un encuentro donde yo hago catarsis y el público se suelta el moño conmigo. Eso lo agradezco” No hay medias tintas, es así.
Coinciden los tres desde su punto particular. Fernando sigue con la certeza de saber que “Comenzamos y estamos haciendo música para nosotros mismos, ni pretendíamos tener una banda ni enseñarla al público, así de honesta era que no era para nadie. Vamos a una fiesta a divertirnos. Por ejemplo, ‘Cosas Cursis’ salió por diversión, de la nada y no tiene capaz no tiene nada que ver con la versión en disco y con ella llegamos a los premios Pepsi sin saber cuál será su sonido definitivo”.
Lo sacrílego se conjuga en música, la respuesta en vivo sobrepasa lo que puede ser la experiencia de lo grabado, ni de las canciones ya hechas. Con simpleza y sin miedo responden a que no saben lo que vendrá cuando el disco esté acabado. “No somos una banda de poses”
No hay conclusión para quien no sabe lo que pasará inclusive estando dentro de un trío que está muy claro que quiere hacer. Si La Pagana Trinidad con la experiencia de lo físico no lo sabe; la música de sus en vivo no tienen capacidad que lo aguante: nunca se repiten. No hay paso igual a otro, el sabor es abstracto.


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