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Mostrando entradas de octubre, 2011

Sal

A Margot y alguna Península Sintiose invadido por un brisita suave que le acariciaba los pies. El rostro se le marcaba con pequeñas partículas de tierra y fue allí cuando decidió despertar, justo después del bramido de la ola. Su atónito rostro de no hallarse en casa chocó contra el de Margot quien desde hace rato vigilaba sus sueños. Él aunque no recordaba el rostro de la señorita sabía que era ella, sabía donde estaba pues allá, a lo lejos, se encontraba el castillo, detrás de una bandada de gaviotas. “Quiero que entres en esta escena” y como un cuerpo sin vida en el agua flotaba a través de las peticiones de la mujer. Se unió a una fila de hombres distintos a él, macizos y musculosos, que le entregaron un garrote y casi sin voluntad empezó a golpear junto a ellos. Así anduvo por un rato hasta que la mísera soledad lo hizo voltear, al contrario de la esposa de Lot, haciendo que los hombres se convirtieran de a uno en montañas de sal. Margot desde el castillete le hacía señas d